La mayor parte de la gente que ha sido diagnosticada de una enfermedad crónica seria suele decir que recuerda el momento del diagnóstico con gran claridad, y cómo en ese momento se agolpan muchos sentimientos a veces contradictorios, pero dominados por el miedo y la incertidumbre. El diagnóstico de una enfermedad crónica puede producir shock, incredulidad, ira, miedo y negación. Todas estas formas de reacción son normales y previsibles ante noticias duras difíciles de asumir como esta. Objetivar los sentimientos es bueno y útil para que puedas comprender por qué a veces se toman tales o cuales decisiones, que a lo mejor no serían las mas afortunadas si pudiéramos ver las cosas con cierta distancia. A continuación se exponen de forma breve y objetiva las principales formas de reacción ante el diagnóstico de una enfermedad crónica seria. Te invitamos a compararlas con tus propios sentimientos, y si te es posible, a compartir esas reflexiones con alguien próximo que te escuche.
Shock
Para algunas personas la noticia es tan sorprendente y desconcertante que simplemente no pueden absorberlo. Puede llevar varios días o incluso semanas poder pensar en los próximos pasos a seguir para hacer frente a esta intromisión indeseable en la vida.
Miedo
Para aquellas personas que saben muy poco acerca de la enfermedad, o quienes la conocen a través de alguien con alguna forma especialmente severa o incapacitante, la primera reacción puede ser el miedo o incluso el pánico.
Ira
No es nada raro que las personas se sientan enfadadas y frustradas por su diagnóstico. Ciertamente, nadie quiere estar enfermo, y muchos reaccionan con resentimiento ante la injusticia que sienten al recibir el diagnóstico. “¿Por qué yo?” Es la primera pregunta en la mente de muchas personas. La ira puede dirigirse hacia varias direcciones: hacia uno mismo, hacia las instituciones y sistema sanitario, hacia familiares y amigos. La ira suele desvanecerse con el paso del tiempo, cuando se aprende a convivir con la enfermedad.
Alivio
Para cualquiera que haya tenido que esperar meses o incluso años para obtener una explicación a sus síntomas molestos y desconcertantes, el diagnóstico puede ser un alivio. Especialmente para aquellas personas que se preocupan por tener un tumor o alguna otra enfermedad potencialmente fatal, el diagnóstico puede percibirse como una buena noticia. La noticia también puede proporcionar un alivio para cualquier persona que una y otra vez ha oído: “No tienes nada físico, son la ansiedad y los nervios los que te provocan eso.”
Negación
Algunas personas reaccionan al diagnóstico escondiéndolo debajo de la alfombra, diciéndose a sí mismos que no puede ser cierto o que el médico ha cometido un error. La negación puede ser una estrategia de supervivencia muy útil y eficaz durante los primeros días de una enfermedad crónica, porque permite que la persona se tome un breve “tiempo de descanso” antes de empezar a hacer frente a la realidad de la enfermedad. Sin embargo, la negación mantenida durante semanas o meses puede interferir en la toma de decisiones importantes de tratamiento que es bueno acometer cuanto antes. Aunque los médicos por lo general proporcionan a sus pacientes recién diagnosticados información sobre las opciones de tratamiento, reconocen que algunas personas necesitan tiempo hasta una visita de seguimiento para acostumbrarse a la idea de iniciar un tratamiento con medicamentos inyectables o de cierta complejidad, sobre todo si los síntomas iniciales han desaparecido y se sienten bien otra vez. En la mayoría de las personas diagnosticadas de enfermedades que cursan con brotes, la negación es común durante los primeros períodos de remisión, cuando los síntomas desaparecen parcial o completamente. Esto también sucede con enfermedades que empiezan con síntomas leves, para los que se buscan mentalmente explicaciones y justificaciones alternativas.
Negociación
La negociación es algo próximo a la negación. En la negación uno no se intenta olvidar de que tiene una enfermedad o no se acepta. En la negociación se acepta que se tiene la enfermedad, pero uno intenta auto convencerse de que se puede curar o detener haciendo algunas cosas. Cosas que por lo general implican alguna privación o hacer algún sacrificio innecesario. Aunque alguno de estos sacrificios puede ser positivo en si mismo – dejar de fumar, de beber alcohol, hacer ejercicio-, el riesgo puede venir al tomar medidas perjudiciales como dietas no equilibradas, o confiarse exclusivamente a este tipo de medidas desoyendo las prescripciones del tratamiento médico.